Querido Thomas

Qué hijo de puta has sido siempre.

Resulta curioso como en vida fuiste una persona rastrera pero es que ni en la muerte puedes dejarme en paz. Y este apartado es para ti, y para todos los “Thomas” que hay en el mundo.

¡ALERTA SPOILER!

Recuerda que si no has leído mi historia de “Era un Martes”, esto no te va a gustar. Soy Julie, y estás avisado.

Thomas no está muerto, no en la vida real. Y mucho menos, una cucaracha como él se suicidaría tras lo que me hizo. El Thomas de la vida real sigue vivito y coleando. ¿Por qué lo se? Porque te vi.

Resulta que antes de que ocurriese la tragedia, mientras éramos felices, Thomas me engaño en varias ocasiones. No tengo pruebas de todas pero se que una de las personas con quien lo hizo fue mi amiga Sandra. Que ironía de la vida saber que con ella fue igual o peor de capullo. Aún así, por estúpida le perdoné.

Y mira cómo me castigo la vida.

Querido Thomas, te he visto. Te hemos visto huir del pueblo cuando acabaste conmigo. Ojalá te hubieras quitado la vida como nos cuenta la autora pero la realidad es que sigues por ahí, haciendo quién sabe qué. Pero uno de esos pajaritos secretos me ha dicho que has leído la historia y que no te ha gustado nada. ¿Te diste por aludido a pesar de ser representado con otro nombre?

Aquí, la gente quiere saber cómo te llamas, e imagino que después de saber que sigues vivo, aún más. Quizás lo diga, depende de tus actos… Volviste al pueblo, tengo pruebas pero seré paciente mientras te visito y esperaré a que te marches, porque si no lo haces, diré tu nombre.

El remordimiento es la sombra que nos persigue cuando nuestros actos se desvían de lo que alguna vez fuimos.

Mary Arzu